jueves, 21 de enero de 2016

Reproducir, transformar (o acabar el temario)

Dicen que la escuela es un mecanismo reproductor de los modelos sociales que deben ser perpetuados. Que la escuela debe garantizar la continuidad del orden social establecido. Que los centros educativos deben ser, en primer lugar, espacios para la socialización de nuestra muchachada para, más tarde, en etapas superiores, convertirse en espacios formativos de calidad para preparar a los profesionales del mañana. Dicen, también, que cualquier discurso alternativo no solo no es realista, sino que no es posible. Que lo importante es aprender bien y prepararse para acceder con garantías de éxito al mercado laboral.

Otros dicen, por contra, que la escuela debe contribuir a formar ciudadanos críticos. Que el espacio educativo debe ser un espacio para la transformación social y para la liberación democrática. Que nuestras aulas, ya desde etapas iniciales, deben formar en la autonomía y el espíritu crítico huyendo de cualquier tipo de utilitarismo académico. Que en la escuela se debe reflexionar, descubrir, investigar, comprender... En definitiva, huir del acriticismo educativo que nos quieren imponer "los otros". Vaya, que el cambio de modelo, de sociedad, pasa de manera inevitable por la escuela.

Leo a Angel Santamaría en Heducación se escribe sin h que "esa radical oposición en la definición de la escuela como esencialmente reproductora o fundamentalmente transformadora en reacción a los mecanismos reproductores que trata de imponer, es el eterno debate sociológico sobre el fin mismo de la educación". Dos modelos, dos ideas, claramente contrapuestas sobre lo que debería ser la escuela. Uno, actual dominador en el panorama internacional; el otro, eterno aspirante a iniciar el cambio que parece estar preparado pero que, por uno u otro motivo, no acaba de arrancar.  Es una lástima que, mientras tanto, la mayoría de docentes no tengamos tiempo para dedicarnos a estos interesantes debates. Y es que, ya se sabe, ¡uno tiene que acabar el temario! 


2 comentarios :

  1. Creo que la mayoría de docentes lo hacen de buena fe, me refiero a lo de confundir currículo y temario. No se me ocurre otra explicación a tanto esfuerzo baldío...

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    1. Seguramente, Toni. Es una especie de bucle que me parece que nos lastra. En fin, seguimos! Un abrazo!

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